miércoles, 26 de enero de 2011

Libros para compartir: El Corazón de las Tinieblas

- INTRODUCCIÓN:  

    Cuando el profesor nos comento que podíamos leernos un libro y comentarlo en el blog, no me decidí por ninguno, pero viendo un documental muy bueno del programa REC: Reporteros Cuatro, que lleva el título de "Congo Tierra Violada", me acordé de el Corazón de las Tinieblas de Joseph Conrad. Es un libro que me leí hace unos años, pero que he tenido que releer para la ocasión; a pesar de que el libro data del año 1902, el tema principal del mismo, que no es otro que la violación del continente africano por parte de las potencias occidentales (Conrad habla del Congo, pero lo que cuenta se puede extrapolar a toda África), es de vigencia actual, ya que las potencias occidentales siguen teniendo oscuros intereses en este bello continente, y siguen explotando y beneficiándose de África como el chulo con su prostituta.

    Por decir algo del autor, Joseph Conrad (1857-1924) nació en Podolia, una región que entonces pertenecía a la Polonia ocupada por la Rusia zarista, pero que en la actualidad es parte de Ucrania. Abandonó Polonia huyendo del reclutamiento militar ruso, y se estableció en Inglaterra, cuya nacionalidad obtendría posteriormente; también adoptó el inglés como lengua literaria. Se puede decir de él que es uno de los escritores más importantes del siglo XX. Conrad se inspiró para escribir esta obra, en los seis meses que pasó en el Congo colonizado y devastado por el rey Leopoldo II de Bélgica. Esta es sin lugar a dudas su obra más importante y conocida; como curiosidad puede decirse que sirvió de inspiración al director de cine Francis Ford Coppola, a la hora de realizar su famosa película Apocalypse Now (por cierto una obra maestra del Septimo Arte), aunque esta se desarrolla en la guerra de Vietnam. 

    El contexto histórico en el que se encuadra la obra, es el de finales del siglo XIX, cuando el país era denominado Estado Libre del Congo; este fue otorgado al rey Leopoldo II de Bélgica en la Conferencia de Berlín (1884-85), por la cual las potencias europeas se repartían África como si de una tarta se tratase; se puede decir que el territorio era una especie de "finca particular" del rey, como si fuera su cortijo particular. Leopoldo II se comportó en el Congo de forma sanguinaria y cruel, durante su reinado fueron exterminados entre cinco y ocho millones de nativos, todo para poder robarles la riqueza de sus tierras, especialmente el marfil. Aunque en la actualidad ha cobrado importancia, gracias a la última novela del recientemente premio nobel Mario Vargas Llosa  ("El sueño del celta"), este genocidio ha tendido a ser olvidado por la historia, a pesar de que por sus dimensiones no se diferencia mucho del Holocausto nazi.

- SINOPSIS: 

    El relato comienza en un barco, cuando Charlie Marlow les narra a sus compañeros una experiencia que vivió cuando llegó al Congo para trabajar para "la Compañía", que no es más que la gente enviada por Leopoldo II para saquear aquellas tierras. Allí su trabajo consistirá en poner a flote un barco de vapor. El principal negocio de "la compañía" es la caza de elefantes para obtener marfil. Marlow relata que en aquellas tierras, río Congo arriba, todo el mundo habla de un tal Kurtz  (el cual está al cargo de una base de recolección de marfil) casi como de una leyenda; según ha podido saber los nativos le adoran como un Dios, y algunos blancos le admiran o le odian. Se dice de él que ha participado en orgías sangrientas y que vive en el interior de la selva, cerca de los nativos. Marlow deberá reparar el barco de vapor, recoger a Kurtz y traerle de vuelta a Europa. Excepto cerca del final, cuando le encuentra, el relato sobre Kurtz se nos va dando a retazos con informaciones que Marlow explica que ha oído de aquí y de allí.

    Según le dicen, Kurtz ya no es el que era, está enfermo y no podrá seguir llevando el negocio del marfil; es casi una leyenda, pero el personaje que Marlow se encuentra al llegar es muy distinto. Es un personaje que vive en una cabaña, rodeada de cabezas de nativos clavadas con una estaca en el suelo a modo de cerco. Marlow y sus compañeros de viaje logran cargar a Kurtz, ya gravemente enfermo, en el pequeño barco de vapor que debe sacarlo de la selva, pero este muere en el trayecto, pronunciando ante Marlow sus últimas y enigmáticas palabras: ..."el horror", "el horror"!!!.

- VALORACIONES:

    Conrad nos habla de cómo bajo una supuesta obra civilizadora (excusa para llevar a cabo el colonialismo) no había más que rapiña, violencia y subyugación. Lo innegable es que esta obra es ante todo un libro de aventuras a lo peor del colonialismo y a lo más bajo de los comportamientos humanos. La animalización o primitivismo casi racista con que se describe a los africanos junto con su; por llamarlo de alguna forma; estoicismo primigenio, se ve acompañada de una descripción detallada de los europeos que acudían a África intentando huir de su miseria material, arrastrando consigo una miseria moral y degradación que en ciertos momentos alcanza tintes físicos.

    La exposición, a veces descarnada, de una rapacidad exacerbada que se pretende ocultar bajo la apariencia hipócrita del progreso, se lleva a cabo con una naturalidad tal que resulta innegable la maestría literaria de Conrad: no es necesaria ninguna exposición basada en la moral, para que el lector conozca por sí mismo lo que se ha hecho y juzgue en consonancia. A todo esto se le añade la obsesión que hay en torno al personaje de Kurtz, obsesión que raya con la envidia o la maldad en ocasiones o que es una idolatría irracional en otras. Kurtz que parece haberse vuelto loco, imbuyendóse de las costumbres de los nativos, desarrolla una crueldad primitiva enfrentada a la crueldad civilizada o correcta.

    En ese contraste entre "locura primitiva" y "locura civilizada" se nos presenta uno de los pilares básicos sobre los que se sustenta la novela: la violencia, el horror, como constantes de la condición humana. El horror que encontramos en la novela no es un horror o un terror sobrenatural, no es ajeno a la conducta humana. La maldad, la perversidad, el horror, son construcciones humanas, son parte de nuestra condición y no debemos buscarlos fuera de nosotros mismos ni echarle la culpa a mostruos inhumanos. Es esta visión del mal, de nuestro reverso tenebroso, lo que explica que Kurtz sea para algunos un personaje demente y, para otros admirable; lo que también explica que para algunos el expolio sea parte fundamental de una obra civilizadora y para otros sea una inmoralidad injustificable.

    Estamos pues ante una obra humana, puesto que el horror es parte fundamental del ser humano. El corazón de las tinieblas no esta en el curso del río Congo ni en Bruselas, viaja con todos y cada uno de nosotros. Con las últimas palabras de Kurtz: el horror, el horror!!!, el autor plasma una parte fundamental de lo que somos, de nuestra propia condición humana. Unas palabras que explican perfectamente la idea sobre la que se sustenta el libro: cómo el ser humano es capaz de corromperlo todo por su ansia de poder y riqueza, abandonandóse a sus más bajos instintos; cómo el hombre supuestamente civilizado deja de serlo el día que decide enriquecerse explotando a otros. El viaje de Marlow al corazón del continente africano se transforma así en un descenso a los infiernos, pero también en una crítica al imperialismo occidental.       




    




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