martes, 21 de diciembre de 2010

¿Qué es una concepción del mundo? Manuel Sacristán

    Es una serie de principios que dan razón de la conducta de un sujeto. Normalmente esos principios o creencias que inspiran la conducta cotidiana del sujeto, aunque este no se los plantee de forma continua, vienen dados explícitamente en la cultura de la sociedad en la cual vive. Las concepciones del mundo propias de las culturas de la tradición grecorromana, suelen presentar unas pautas, por llamarlo de alguna forma, que vienen formuladas de manera muy concetrada y cosciente, en forma de credo religioso-moral o de sistema filosófico. La filosofía sistemática, es decir, la filosofía como sistema, apareció realmente como una lucha contra la religión, en vísperas del período clásico de la cultura griega; esta vio como las ciencias positivistas le iban arrebatando poco a poco los temas que trataba, por lo que acabo por intentar salvar su posición, o más bien su propia personalidad, a través de un repertorio de supuestas verdades superiores a las de la ciencia. 

    La filosofía como sistema pretende, de forma más o menos clara, dar de sí por razonamiento el contenido de las ciencias positivas; pero se puede afirmar que este intento fracasó de forma rotunda a mediados del siglo XIX, debido al propio fracaso del sistema filosófico llevado a cabo por Hegel, del cual se puede decir que fue el más ambicioso en cuanto a objetivos planteados. La principal causa de este fracaso, en el ámbito del conocimiento, sería la constitución definitiva del conocimiento cientifíco positivo durante la Edad Moderna. Este es un conocimiento que se caracteriza fundamentalmente por su intersubjetividad y también por su capacidad para posibilitar previsiones exactas, aunque sea cada vez en mayor medida a costa de crear y utilizar términos totalmente artificiales. Cuando decimos que un conocimiento es intersubjetivo, nos estamos refiriendo a que todos aquellos individuos con la capacidad necesaria, entienden la formulación de este de la misma manera. La filosofía sistemática carece de esta característica, y como el poseerla da una tranquilidad además de un gran rendimiento al individuo, quién esta en posesión de ese conocimiento va sustituyendo la idea que se tiene de las cosas por la suya propia. 

    Para poder hablar de una verdadera concepción del mundo, en esta debemos de encontrar postulados relativos a la existencia o no de Dios, a si el Universo es finito o infinito, a si estas cuestiones tienen sentido o por el contrario carecen totalmente de él, etc, y estos postulados nunca podrán ser sometidos a prueba empírica alguna, ni para demostrar ni para tirar por tierra, a diferencia de lo que ocurre con las ciencias. Si una idea del mundo coge a la ciencia como único instrumento para tener conocimiento real, esta claramente por delante y por detrás de la investigación positivista. Por detrás porque irá a remolque de los resultados de esta, y por delante porque al ser ella misma una visión rotunda de la realidad influirá en la propia investigación positiva. 

    La concepción materialista y dialéctica del mundo supone la concepción de la filosofía no como un sistema superior a la ciencia, sino como un nivel de pensamiento científico: el de la inspiración del propio investigar y de la reflexión sobre su marcha y sus resultados. Esta idea del mundo no puede querer más que explicitar la motivación de la ciencia misma. Esta motivación es el principio de que la explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos, en el mundo, y no en lugares ajenos o superiores a este. Esto de que el mundo debe ser explicado en base a si mismo, supone el primer principio de la visión marxista del mundo, que conocemos como materialismo; el otro prinicipio de esta visión es la dialéctica, el cual esta basado en las limitaciones del hacer científico-positivo. 

    La ciencia practica un análisis reductivo que tiende a desviar elementos cualitativos, para centrarse exclusivamente en el control de relaciones cuantitativas o por lo menos vacías materialmente; este tipo de análisis tiene normalmente éxito. La transformación de fenómenos diferentes en homogéneos, sobre todo desprovistos de perspectivas cualitativas, permite introducirse perfectamente en la realidad, ya que facilita plantear cuestiones verdaderas a la naturaleza, al igual que hacer previsiones, que si se dan, reafirman las hipotésis sobre las que se basan, y sino las falsean. Dicho análisis permite a largo plazo que se desarrolen mejores conceptos. Comprender el mundo tiene que llevar a su vez a una determinada comprensión de las totalidades concretas, ya que la práctica del individuo no sólo hace frente a la obligación de entrar a través del análisis reductivo en la naturaleza, sino además tiene que tratar y conocer las concreciones reales, que es lo que la ciencia positivista no puede hacer. 

    La vision marxista intenta comprender la situación concreta e individual (esto es dialéctica) sin elaborar más perspectivas de la misma que las que se obtienen de su abstracción y del propio análisis reductivo (aquí es materialismo). En el plano de la dialéctica, con concreciones nos estamos refiriendo a los individuos y a las formaciones particulares que se han desarrollado a lo largo de la historia. También el universo, como un todo que no puede darse en base al análisis científico positivo, sino de forma dialéctica, sobre la base de los resultados obtenidos por dicho análisis. 

         

        

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